dimarts, 20 de maig del 2014

Una ducha de agua fría



Juan Lucas Pons-Lalaguna - Médico

¿Tiene usted la impresión que la vida se pone cuesta arriba? 
¿Le preocupa la situación actual? 
¿Teme por su futuro o el de su familia? 
¿Se encuentra en ocasiones afectado por la aprensión y la inquietud? 
Pues, créame, no se aflija demasiado porque si bien es totalmente cierto que la realidad general y las circunstancias presentes son poco favorables, angustiarse y sufrir no son  reacciones que le vayan a ayudar en lo más mínimo a hacerles frente. ¿Cómo dar la cara a tiempos inciertos sin doblegarse por el agobio de la ansiedad y la pesadumbre? ¿Cómo aumentar nuestra resistencia ante la adversidad? ¿Existe algún recurso a nuestro alcance para no caer abatidos por el stress y la incertidumbre? Pues si, la verdad, tenemos a nuestra disposición bastantes estrategias para sobrevivir y superar momentos de opresión y desconcierto. Ustedes estarán ya un poco hartos de oír a los médicos aconsejar siempre a las personas que hagan ejercicio físico suave como caminar o hacer gimnasia (lo cual no es precisamente lo mismo que ir al gimnasio) de manera regular de cara a mejorar su estado de salud y liberarse de las tensiones y seguro que ya están empezando a aburrirse solo de pensar que voy a repetirles el mismo sermón. De hecho, ya lo hice en otra ocasión en estas mismas páginas hace años así que, cálmense, no voy a insistir en recordarles que una muy buena manera de reducir la ansiedad, el stress y potenciar el vigor y el bienestar persistente es  la actividad física moderada pero asidua. Hoy les voy a hablar de otra técnica, bastante más cómoda y  fácil, para aumentar nuestra fortaleza ante los embates de la vida y para robustecer nuestro cuerpo. Ahora bien, les aviso, lo que voy a decirles les va a sentar como un jarro de agua fría así que, por favor, arrellánense en su butaca y sigan leyendo con aplomo [...]


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