dijous, 12 de novembre del 2009

ESTAMOS DONDE QUEREMOS ESTAR


Per Juan José Lucas, Metge.

Es innegable que la gente que acude al médico lo hace porque hay algo que no va bien y quiere cambiarlo. Desgraciadamente, sin embargo, no todo el mundo que se presenta en la consulta se percata de que corregir ese algo que no anda correctamente es la responsabilidad del paciente no del médico. Por supuesto el profesional puede ser útil en identificar el elemento que debe modificarse, en sugerir la manera de repararlo y en ofrecer apoyo para supervisar la transformación pero ha de quedar bien estipulado que el cambio siempre está a cargo de quien efectúa la demanda, es de su propia incumbencia. Con todo, no es nada infrecuente encontrarse con personas que delegan o que, directamente, renuncian a su responsabilidad y se presentan como victimas impotentes, incapaces de tomar medidas, de hacer determinaciones y de obrar en consecuencia. Otras, por el contrario, admiten su protagonismo pero se dedican a posponer su responsabilidad y siempre la aplazan para otro día. Por último, hay quien se excusa asegurando que no puede, no tiene ganas o le falta fuerza de voluntad. En cualquier caso nunca hemos de aceptar la invitación de actuar por otro, de dar respuestas en su lugar sino que nuestra tarea será precisamente ayudarle a desempeñar su responsabilidad, a convertirlo en progenitor de sus acciones. Sigan leyendo y descubrirán cómo se logra ejercer la propia responsabilidad y robustecer la voluntad para obrar. Lo primero que hemos de tener claro es que cambiar implica gestar un futuro distinto del presente y que sólo si asumimos nuestra responsabilidad, nuestra autoría, podemos cambiar, que únicamente nuestra voluntad puede alumbrar ese futuro concebido (...)

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