
Juan Lucas Pons-Lalaguna - Médico
¿Tiene
usted la impresión que la vida se pone cuesta arriba?
¿Le preocupa la situación
actual?
¿Teme por su futuro o el de su familia?
¿Se encuentra en ocasiones
afectado por la aprensión y la inquietud?
Pues, créame, no se aflija demasiado
porque si bien es totalmente cierto que la realidad general y las
circunstancias presentes son poco favorables, angustiarse y sufrir no son reacciones que le vayan a ayudar en lo más
mínimo a hacerles frente. ¿Cómo dar la cara a tiempos inciertos sin doblegarse
por el agobio de la ansiedad y la pesadumbre? ¿Cómo aumentar nuestra
resistencia ante la adversidad? ¿Existe algún recurso a nuestro alcance para no
caer abatidos por el stress y la incertidumbre? Pues si, la verdad, tenemos a
nuestra disposición bastantes estrategias para sobrevivir y superar momentos de
opresión y desconcierto. Ustedes estarán ya un poco hartos de oír a los médicos
aconsejar siempre a las personas que hagan ejercicio físico suave como caminar
o hacer gimnasia (lo cual no es precisamente lo mismo que ir al gimnasio) de
manera regular de cara a mejorar su estado de salud y liberarse de las
tensiones y seguro que ya están empezando a aburrirse solo de pensar que voy a
repetirles el mismo sermón. De hecho, ya lo hice en otra ocasión en estas
mismas páginas hace años así que, cálmense, no voy a insistir en recordarles
que una muy buena manera de reducir la ansiedad, el stress y potenciar el vigor
y el bienestar persistente es la
actividad física moderada pero asidua. Hoy les voy a hablar de otra técnica, bastante
más cómoda y fácil, para aumentar
nuestra fortaleza ante los embates de la vida y para robustecer nuestro cuerpo.
Ahora bien, les aviso, lo que voy a decirles les va a sentar como un jarro de
agua fría así que, por favor, arrellánense en su butaca y sigan leyendo con aplomo [...]
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